Siento frustración e impotencia por la irresponsabilidad de quienes no cumplen con las medidas sanitarias básicas para evitar contagio y mucha tristeza por ver morir gente en soledad en las Unidades de Paciente Crítico. En lo personal, más que la fatiga mental y física, siento que lo peor fue el distanciamiento autoimpuesto hacia mi familia y la preocupación constante de ellos.
Al mismo tiempo, aprecio que la sociedad se diera cuenta de la tremenda importancia de los kinesiólogos durante esta pandemia y que el Hospital reconociera nuestro trabajo.