Fuimos conociendo día a día los temores, miedos y angustia de personas en medio de la soledad, pero durante el breve instante de comunicación con sus seres queridos vieron una luz de esperanza, la que les ayudó a tomar fuerzas para recuperarse y para volver a reunirse con quienes los esperaban con tanta ilusión.
Así también recordamos a quienes atesoraron la última videollamada, la de la despedida, con la conformidad de haberse encontrado por última vez antes de la partida de los suyos.